Autocaravana y Bretaña – Francia
En este viaje vamos a pasar 16 días en autocaravana, casi todo el viaje por Bretaña (Bretagne). Pero como nosotros no volvemos a Madrid el día 17, sino que paramos 15 días más en la zona de Parentis-en-born, si vuelves a Madrid, necesitarás un día más de viaje. Bueno, ya sabéis que digo Madrid porque es el punto de partida y es de donde somos nosotros.
Bretaña es una región de Francia magnífica, salvaje, hermosa, con un acento y un caracter propio. Llena de leyendas y de historias mágicas. Con miles de sitios que visitar, y otros miles por descubrir en el propio camino. Estos 16 días por Bretaña se han hecho cortos. Necesitaría un viaje de un par de meses por estas tierras para estar satisfecho.
Bretaña es áltamente recomendable, tanto por sus paisajes, su luz, sus gentes, sus pueblos con encanto, y por el contacto tan directo que tendrás con la naturaleza.
Como enamorado de Francia, también lo estoy muy particularmente de esta preciosa zona gala. Bretaña, sus historias, sus castillos, sus gentes, su magia, te sumergerán en mundos medievales, en otros tiempos, con otras costumbres, con otras ideas. La leyenda y la realidad se mezclan en cada rincón.
Tierra de conquistadores y conquistados. Luchas. Magia. Leyenda. Sueños. Todo esto y más es Bretaña. Y aunque ya conocíamos parte de este trozo de Francia, en este viaje Bretaña se ha quedado con parte de nuestro corazón.
Comencemos este fantástico viaje.
Antes de nada, hemos creado una Mega Guía de Bretaña, que consiste en un PDF y un acceso web con mapas vía Google Maps y con fichas de todas las poblaciones analizadas. Aquí la tenéis: http://autocaravanaconhijos.com/bretagne
Día 1: Madrid – Azur
Mapa del viaje en Google Maps (dentro de la Mega Guía de Bretaña)
Salimos de Madrid un poco más tarde de lo previsto, pero con ganas de empezar este viaje por Bretaña. Nos esperan dos semanas en autocaravana y luego otras dos más en un complejo residencial en Las Landas. En este post os hablaré de la ruta por Bretaña.
Desde Madrid subimos por la Carretera de Burgos, como otras tantas veces que hemos pasado la frontera por Irún. Pero esta vez paramos unos minutos en las Bodegas Portia, diseñadas por el arquitecto londinense Norman Foster.
Cuando llegamos, está cerrado, y no podemos pasar, así que nos vamos, no sin antes echar unas fotos de la estructura y de los viñedos.
Seguimos camino. Vemos algunos de los famosos Toros de Osborne en la carretera, y por fin, por la noche ya, nos acercamos a la frontera.
Antes de pasar a Francia, paramos para cenar en una gasolinera. Descansamos un poco, y retomamos viaje. Es tarde y nos toca conducir de noche, pero es todo autopista. Los niños se quedan dormidos viendo una de tantas películas que les hemos traído en DVD.
Mi mujer va buscando sitios para pernoctar con la aplicación Park4Night. Necesita de conexión, pero este año es el primero que estrenamos la eliminación de roaming en Europa, así que las tarifas de datos que tenemos en España son las mismas fuera.
Paramos en un área de autocaravanas en la dirección N43.78916º O1.31151º
Este área forma parte de una red de áreas de pago en las que tienes que sacar una tarjeta y luego recargarla. Con la tarjeta sacada son unos 10 € la noche y tienes electricidad, y la tarjeta son alrededor de 4 €.
Estamos en un pueblo que se llama Azur.
Primera noche en Francia. Estamos cansados y es tarde. Securizamos la autocaravana, movemos los niños a las literas, que aproveché a hacer durante la cena en la gasolinera de antes de la frontera, y activamos el detector de gases. ¡ A dormir !
Día 2: Azur – Capian
Nos levantamos y nos disponemos a visitar el sitio donde estamos. Al bajarme veo que justo al lado del área de autocaravanas, hay un Parque de Dinosaurios. Pagamos la entrada, y lo vemos. A los niños les gustan los dinosaurios, y algunos se mueven. Con la entrada tienes derecho a que los niños monten en unos pequeños quads. También hay castillos hinchables dentro, aunque como la noche anterior llovió, estaban mojados y no los usaron.
Al terminar de visitar el Parque de Dinosarios, fuimos a visitar lo que había por la zona: Un lago, un bar de cara al lago, un minigolf, pistas de tenis, pedalos, piraguas, etc…. Parece un buen sitio para pasar unos días, pero nosotros tenemos que seguir viaje.
Conducimos hasta Hostens donde hay un lago con un par de playas, y los niños se bañan allí. Si os acercáis por la zona, la segunda playa parece que estaba como más limpia. No tiene pérdida, hay que pasar por la primera para llegar a ella.
El aparcamiento fue complicado. Muchas autocaravanas y coches. Pero había unos franceses que iban en dos coches y venían de bañarse en el lago. Nos dijeron que movían los coches para que pudiésemos aparcar. Ellos se iban a cenar al bar de la zona. Allí cenan pronto. Así que movieron los coches a un sitio donde no estorbaban al paso y nos dejaron sitio para aparcar. Muy amables. Después del baño en el lago, tocó las duchas, cenas y salida para buscar un sitio para pernoctar. Encontramos un área en N44.71259º O0.33080º
Hay 4 parcelas con luz de pago (mediante jetones) y una zona para agua limpia y gris. Este área está en un pueblo que se llama Capian, en la carretera D13, route de Haux.
Estamos rodeados de viñedos. A la entrada del área hay una pizzería. Al lado hay unos pequeños juegos para niños. Y el olor ajazminado de las flores de la zona es impresionante.
Día 3: Capian – Saumur
Salimos de Capian hacia Parthenay. Llegamos a la hora de la comida. Nos empeñamos en meternos por medio del pueblo con nuestra autocaravana de 7,30 metros, y nos encontramos con La Puerta de la Ciudadela. Hasta allí no podemos aparcar en ningún sitio.
La Puerta de la Ciudadela es un arco entre dos edificios, que la verdad es que parece muy justo para pasar con la AC. No pone las medidas, y lo malo es que antes de entrar hay que hacer un pequeño giro. Por las medidas que dicen pasamos, pero lo del giro no me queda muy claro, y no veo que vayamos a pasar holgadamente, la verdad. Aún así, me fío de las medidas y lo intentamos.
Pasamos justos, pero pasamos. Al otro lado hay un aparcamiento, lleno, pero de todos modos, no podría maniobrar bien con nuestra casa con ruedas. Unos metros más abajo, hay otro parking, con bastantes sitios, y enfrente de la Gendarmerie. Así que, perfecto. Aunque ocupamos dos plazas. Pero no hay problema de sitios, porque todo el mundo intenta dejar el coche antes.
Cerca de donde estamos, hay una explanada, al lado del primer parking, desde la que se ve el pueblo medieval abajo. Estamos a unos metros sobre esas calles. Hay un mercado medieval, con algunas animaciones, y puestos donde comprar diversos productos, desde ropa, comida, hasta adornos.
Así que comemos rápido y nos vamos a visitar el mercado.
A media tarde salimos hacia el lago de Créon. No está permitido el baño, y lo descubrimos al llegar allí. Así que decidimos salir hacia Saint-Loup-Lumairé, nuestro siguiente destino. Es día de misa, y hay mucha gente saliendo de la Iglesia. A las afueras del pueblo hay un pedazo de área de autocaravanas, con césped, y prácticamente vacía.
Puedes ir andando al pueblo. La pernocta en gratis. Sin embargo, preferimos seguir camino hacia Saumur. Después de haber pasado ya dos veces por esta ciudad, esta es nuestra tercera visita, en esta ocasión con los niños, y queremos ver el castillo que en los otros dos viajes no pudimos ver por estar cerrado.
Llegamos a Saumur al atardecer, y preparamos la pernocta en una área de pago, del mismo gestor que la del primer día (Pass’ Etapes), con la que la tarjeta ya la teníamos, y el precio era el mismo. Sus coordenadas son N47.26122º O0.06633º
Hay electricidad incluida en el precio. Está prácticamente llena, pero hay algún hueco. Nos encontramos a unos españoles, también en AC, que han pagado la tarjeta y la entrada, y no les ha funcionado el sistema. Les ayudamos a sacar otra tarjeta, y les decimos que se queden con la otra y el ticket de compra, para que les devuelvan el dinero. Pero tendrán que hacer la gestión a través de la web, o al día siguiente por teléfono, ya que es tarde para llamar a ningún sitio. Al final lograron pasar. Creo que eran de Asturias. El truco para que no te pase lo mismo que a ellos, es que inmediatamente después de sacar/comprar la tarjeta hay que VALIDARLA con el botón validar, antes de realizar ninguna otra acción.
Bueno, pues nivelada nuestra AC, salimos a echar unas fotos y dar un paseo, y llegamos al río Loira. Va muy bajo de agua. Pero ya veis las fotos. Impresionantes. Y al caer el sol y ver la escena iluminada, mucho más.
Lo bueno de viajar en autocaravana es que ves muchos sitios, te paras donde quieres y cambias los planes si es necesario. Cuando estamos en pleno viaje, tal vez no nos damos cuenta, pero más tarde, cuando me toca escribir estas líneas, sí que impresiona el ver por cuántos sitios has pasado, todo lo que has conocido, y lo mucho que has disfrutado. Y en un sólo día.
Volvemos a la AC para cenar y dormir. Pero antes os quiero decir que al lado del área hay una zona con juegos para niños. Nosotros la vimos tarde, pero vamos, allí está.
Día 4: Saumur – Fougères
¡ Por fin ! Amanece y vamos a visitar el Castillo de Saumur. Antes de la entrada hay un tren turístico. No lo podemos coger por los horarios. Preferimos ver el castillo. No puede ser que la tercera vez que estamos en Saumur nos lo volvamos a perder. 🙂 La fachada tiene unas grúas, así que deben de estar de rehabilitaciones. La vista desde arriba hacia el río Loira es muy bonita, impactante. Da que pensar en tiempos antiguos, cómo los señores feudales protegían las tierras de alrededor del castillo.
Una vez hecha la visita, salimos hacia Vitré. Viajamos por secundarias, y así nos ahorramos los peajes por un lado, y por otro vamos descubriendo los pequeños pueblos franceses.
Pasamos por un estanque donde había gente bañándose. Intentamos parar, pero el parking era para 2,20 metros, y no había ni arcén ni nada en esa carretera. Así que no podemos parar.
Llegamos a Vitré, ya tarde. Vemos el castillo por fuera, que está en el centro de la ciudad. Aparecen unos españoles y hablamos un rato con ellos. Damos una vuelta por la calle más pintoresca del casco medieval de la ciudad.
Intenté comprar unos vasos de chupito de recuerdo, porque hacemos colección, pero no encontré por ningún sitio. De hecho, en una tienda en que entré a preguntar pensaron que lo que quería era un chupito… jajajajajaja… Y me dijeron que había bares en la calle más abajo.
La verdad es que esta calle es bonita, y el castillo en medio de la población, también. Y es grande. También tiene algún andamio en alguna zona.
Una vez visto el pueblo, salimos hacia Fougères, que se pronuncia algo así como «Fuller«. Ya conocemos esta población, pero queríamos que los niños también la conocieran. Al llegar, aparcamos en un área en las siguientes coordenadas: N48.35546º O1.21074º
Yo creo que cogemos el último sitio que queda. Hay unos españoles justo enfrente y hablamos un rato con ellos. Llevan dos semanas en Bretaña, pero nos dicen que no se han movido más de 200 kilómetros. Y es que toda esta zona es tremenda.
En fin, cogemos el monopatín y la moto (de Feber) para los niños, y nos vamos a los jardines de delante de la entrada al castillo. Podemos ir andando, porque el área está muy cerca, a 3 minutos, así que, perfecto.
Descubrimos un parque enfrente del castillo que nunca antes nos habíamos fijado en él, y está muy bien. Inicias el paseo por la orilla de un río. Dejamos que los niños jueguen por allí, damos un paseo y de vuelta a la AC. Yo salgo unos minutos, ya de noche, para hacer unas fotos nocturnas y subirlas luego al Instagram.
Día 5: Fougères – St. Malo
Se pasa toda la noche lloviendo y al amanecer está todo mojado. Decidimos no hacer visita a la ciudad, porque íbamos a quedar empapados, y no tenemos ganas de que los niños se costipen en el quinto día ya.
De todos modos, si tenéis tiempo y podéis, tenéis que visitar esta ciudad. Su casco medieval es magnífico, y los jardines que rodean al castillo son espectaculares, con ríos, puentes, y demás. Este castillo además, tiene un foso con agua, y varias norias funcionando que podéis ver si os asomáis.
Bueno, pues recogemos y salimos hacia el siguiente destino: Combourg.
Este pueblo, con casco medieval también, tiene un castillo que vamos a ir a visitar. Este castillo es famoso por ser donde vivió Francois-René Chateubriand, escritor y político, y vizconde de Chateubriand (1768-1848). Dicen que Chateubriand es el padre del romanticismo francés, y su cuna fue este castillo.
El castillo de Combourg tiene una visita guiada. Te dan unos panfletos en español, con los que seguir las explicaciones del guía.
El castillo de Combourg nació siendo un torreón de madera, construido en el siglo XI. A partir de ahí se fue ampliando. Lo primero fue la Torre del Moro, que tenía una finalidad defensiva: Protegía la catedral de Dol, situada a 17 km de allí. Esta catedral era la sede del arzobispado de Bretaña.
Posteriormente se construyeron la Torre del Este, la Torre del Gato y la Muralla de Mediodía. Y ya en el siglo XV se terminó la Torre del Cruzado.
En aquellos momentos, Bretaña era independiente de Francia, y Combourg era parte integrante de las defensas del país.
La historia del castillo le hace pasar por diversos dueños. Abandonado y restaurado por fin por los herederos de Chateubriand, se siguió un estilo medieval en honor a sus anteriores habitantes.
Os contaré la anécdota del castillo, que trata sobre la Torre del Gato. Esta torre también se llama la Torre Embrujada. La Torre culmina en una habitación donde vivía el pequeño Francois-René. Allí se comenzó a forjar el carácter del personaje, y allí vivió el niño Chateubriand sus primeros miedos. La austera habitación era una de las más aisladas del castillo. Sólo con pensar en comer y cenar en los salones inferiores, y subir a dormir a esta torre, en la época en que esto sucedía, pone a uno los pelos de punta.
Francois-René escribía que sólo veía una porción de cielo y algunas lechuzas pasando de torre en torre, dibujando sombras sobre las cortinas de sus ventanas en las noches con luna llena. Narra que los sonidos de la noche en su estancia eran los del viento, que parecían más bien quejidos, las violentas embestidas de su puerta al cerrarse por las corrientes, y los rugidos que lanzaban los subterráneos. Ruidos que se extinguían y volvían a aparecer una y otra vez.
Uno se pone en la piel de aquel niño, y a uno no le cabe duda de que ese lugar no era el mejor sitio para que un niño pequeño creciera. Sin embargo, el pequeño Francois-René aprende a superar sus miedos. Debe ser que el refrán que dice lo que no te mata te hace más fuerte, se le aplicó a aquel niño, que se convirtió en hombre en aquel escenario.
El nombre de la Torre del Gato viene porque en la restauración se encontró el esqueleto momificado de un gato, del siglo XIV. Parece ser que en aquella época se emparedaba a gatos negros o a bebés mortinatos para evitar la mala suerte.
Y ahora viene la leyenda de la Torre Encantada, según la cual, un antiguo señor del castillo, que tenía una pata de palo porque perdió su pierna en la batalla de Malplaquet, se aparece todos los inviernos en las escalinatas de la torre. Dicen que se oye la pata de palo golpear los escalones, y que en ocasiones la pata se pasea sola con la compañía de un gato negro.
Impresionante la historia del castillo, ¿verdad? ¿Os imagináis lo emocionante que es para los niños estar en un castillo encantado?
A partir de este momento, vemos el nombre de Chateubriand en muchos muros y placas, descubriéndolo esta misma tarde en el casco medieval de St. Malo. Pero ya llegaremos a esta ciudad.
Después de dar una vuelta por los jardines del castillo, nos dirigimos al siguiente destino: Saint-Suliac.
Una vez llegamos a Saint-Suliac, allí hace mejor tiempo. No llueve, como en Combourg, que tan pronto llovía como no, y hay sol. Así que aparcamos y vamos a dar un paseo por el pueblo. Vemos el puerto y la playa. Hay un mercadillo. La playa es una playa de río, o más bien ría, la del río Rance.
Este río aprovisiona de energía mareomotriz, es decir, energía que se produce aprovechando altas las mareas del Océano Atlántico, a la planta energética que hay en su estuario, y que funciona desde 1966, y cubre las necesidades energéticas de aproximadamente el equivalente al 9% de Bretaña. La planta mareomotriz es una central hidroeléctrica inversa. Esto quiere decir que aprovecha la energía generada por las mareas altas y bajas, y esto se logra con turbinas que funcionan en los dos sentidos. Toda esta ingeniería funciona gracias a una presa que logra que el tiempo entre mareas se acorte, bombeando agua. Además hay una esclusa para permitir el paso de barcos y una carretera que permite el paso de la circulación, y que une las poblaciones de St. Malo y Dinard.
Pero dejemos los modernismos, y recuperemos el viaje con colores medievales que estamos haciendo por Bretaña.
Después del paseo salimos hacia St. Malo, un pueblo con casco medieval que fue puerto corsario. Esto ya nos lo recuerda el barco que hay en su puerto.
St. Malo es nuestro punto de partida de nuestra ruta costera por Bretaña. A partir de aquí, iremos hacia el oeste, bordeando el mar, hasta llegar a la zona de Parentis-en-Born, en Las Landas, donde nos quedaremos parados dos semanas, descansando y disfrutando de los lagos.
La zona amurallada de St. Malo es muy bonita y muy turística. Miles de personas se agolpan en su interior. Damos una vuelta por dentro de la muralla, y nos hacemos unas fotos.
Como os decía antes, empezamos a encontrar menciones a Chateaubriand en cada sitio que visitamos. En esta ocasión es una placa en la pared.
La sensación de conexión que existe entre todos estos pueblos que vamos visitando es grande y mágica, porque cuando planteé esta ruta sobre Google Maps, no lo hice pensando en estas historias conexas. Ahora que os estoy contando un poco de lo que hay en St. Malo, os tengo que decir que el armario que había en la habitación de Chateaubriand viene de esta población. Todo se une, todo encaja perfectamente. La historia de este pedazo de Francia está por todos lados. Y eso que todavía no nos hemos encontrado vestigios de la impresionante cultura celta, que baña toda Bretaña.
Volviendo a nuestra ruta, antes de salir de St. Malo, nos compramos unas patatas fritas para llevar en uno de los muchos bares que hay, y así no las freímos en la AC, que luego siempre salpica algo de aceite. 🙂
En una de las puertas de acceso al interior de la muralla, pero en la parte exterior, hay un tiovivo. Como hemos aparcado un poco lejos de allí, dejo a los niños en el tiovivo con mi mujer, y voy a buscar la AC para seguir ruta. Mientras voy a por la autocaravana cae un poco de lluvia.
El cielo está cubierto, y la previsión dice que esa noche caerá una buena. Viendo las nubes del cielo, parece que no nos vamos a librar de la lluvia, aunque nos vayamos de allí. No obstante, comenzamos la ruta costera.
Encontramos un área gracias a la app Park4Night, en N48.60807º O2.23010º
Está elevada sobre el mar, y se ve la costa, y como llegamos de noche, las luces de los pueblos. Este área está pasado el campo de golf de Saint-Cast Pen-Guen. De hecho, tenemos que atravesar el campo para llegar a la zona de pernocta.
Día 6: St. Malo (cerca) – Fort-La-Lette – Bienassis
Aunque St. Malo tiene playa, y piscinas naturales, lo cierto es que con la lluvia, el viento, y que era casi de noche, no nos detuvimos a mirar. Nosotros ya lo conocemos porque este viaje es la tercera vez que estamos en St. Malo. Pero en este viaje, todavía no hemos visto una playa en el Atlántico. Por eso os pongo esta foto, porque es la primera playa atlántica que vemos, y está en este área donde hemos pernoctado.
Para llegar hasta ella hay que bajar por un sendero rodeado de plantas con frutas del bosque, como moras, arándanos y otras rojas que no logramos identificar, pero que parecían grosellas.
A los niños les encantó jugar a coger moras. Tomamos una garrafa de agua vacía y fuimos echando las moras que podíamos alcanzar. Importante no coger más que las que estaban en la parte alta de las zarzas, ya que en este sendero vi a varias personas orinando en sus lindes. Así que las moras altas no corrían peligro de estar «meadas». Bueno vale, parece que siempre tiene que haber alguna huella «humana» en los sitios, ¿verdad? Bueno, estamos en el camino a la playa desde un área de autocaravanas y parking de coches, no es que sea una zona deshabitada, precisamente.
Después del paseo y la recolección de frutas del bosque, nos dirigimos a un lugar cercano, donde hay un castillo con animaciones y ambientación medieval, y que además, en estos días, hay una serie de espectáculos que no hay en otra época. Es 9 de agosto. El castillo es Fort-La-Latte, que es la traducción de Fuerte La Leche. 🙂
La verdad es que el fuerte, es la leche. A nosotros nos gustó mucho. Eso sí, debido a que estos 3 días tienen estas actividades, estaba llenísimo de gente.
Pasamos en Fort-La-Latte todo el día. Vimos un espectáculo con caballos y «caballeros», bajo la lluvia. Acabamos calados. Lo peor no era la lluvia, sino el viento, que era muy fuerte. La lluvia iba y se venía. Pero oye, cómo son los franceses. Si fuera en España, habrían cancelado el espectáculo. Pero allí estábamos, los que lo veíamos y los que actuaban.
Al salir de Fort-La-Latte nos dirigimos hacia Cap Frehel. Es un cabo donde esperamos hacer unas buenas fotos de la costa y disfrutar de unos buenos paisajes bretones.
En la foto superior puede verse cómo desde aquí podemos llegar a ver Fort-La-Latte.
Cuando pasas el faro y la torre y te adentras en el cabo, un cartel nos avisa de lo siguiente: «A partir de este punto, entras bajo bajo tu propio riesgo sobre un terreno irregular donde tu progreso resultará extremadamente complicado«. La verdad es que salvo que te dediques a bajar las piedras, puedes ir con cuidado por el cabo. Lo único es que hacía mucho viento, y comenzó a llover.
Os tengo que decir que no permiten el parking de autocaravanas en el cabo, y que tienen una zona de pago antes de llegar. Pero ya era tarde, y no se podía considerar que molestásemos a nadie, porque no había ni 20 personas por allí, así que tampoco tuvimos problemas en llegar hasta el parking y bajar 10 minutos para ver el sitio y hacer unas fotos. Bueno, realmente bajé yo solo, porque hacía demasiado viento para los niños, y mi mujer se quedó con ellos en la autocaravana.
Al salir de allí seguimos ruta pasando por el castillo de Bienassis.
Estaba cerrado ya, porque era tarde, pero lo vimos por fuera. La verdad es que tenía bastante buena pinta. Una pena no haber podido entrar. Pero como parece ser que a nosotros la suerte nos sonríe en los viajes, no nos marchamos de allí sin hacer una actividad diferente, que le encantó a los niños. Dimos de comer un poco de pan a unas ocas que se acercaron a la autocaravana. Abrimos las ventanas y les tiramos el pan desde dentro, sin bajarnos. Las ocas se acercaban y esperaban a que les lanzásemos el pan.
Hoy ha sido un día completo. Hemos hecho un montón de cosas. Bretaña tiene miles de sitios que ver y muchas cosas que hacer en cada uno de esos sitios. Podríamos quedarnos en esa zona sólamente durante 15 días y encontraríamos actividades diferentes para cada día. Pero seguimos ruta.
Pernoctamos en un área con las siguientes coordenadas: N48.63114º O2.82280º
Es un área tranquila y con vistas al mar por uno de los laterales.
La foto que os dejo está hecha a la mañana siguiente, porque por la noche apenas se ve nada.
Día 7: Bienassis (cerca) – Perros-Guirac
Amanece y seguimos ruta. Vamos costeando y nos paramos en la playa de Châtelet, en Saint-Quay Portrieux, donde hay unas piscinas de agua de mar que se quedan llenas cuando baja la marea. Os dejo la foto.
Es muy chula, pero no hay ni un solo hueco en los diferentes parkings en que hemos intentado parar, así que decidimos irnos, pero no sin hacer varias fotos, así que con la autocaravana en doble fila nos bajamos para ver el sitio, y echar las fotos.
Seguimos costeando. En cada punto me gustaría parar, pero no se puede, así que hacemos muchas fotos desde la autocaravana.
Según nuestra ruta costera, pasamos por Paimpol. Estaba lleno de gente. Son unos días en que pueblo sí, pueblo también, tienen pequeñas fiestas, y te cortan calles. Es complicado ir con la autocaravana, sobre todo con la nuestra, y tenemos que recular y dar marcha a atrás en una calle que estaba cortada al final, y por la salida a mano izquierda, nuestro vehículo era demasiado grande para girar.
Nos ayuda un francés que tiene alguna noción de español y de inglés, y le preguntamos por un sitio bueno para comer viendo el mar. Nos da unas indicaciones, y decidimos seguirlas, ya que no se aparta de nuestra ruta de costeo. Así que seguimos costeando y llegamos al ferry que va hacia Île de Bréhat. Lleno de gente. La intención de este hombre era buena, porque el sitio es impresionante, y las vistas son maravillosas, pero es que la Île de Bréhat es un buen destino turístico, y no hay sitio donde aparcar. Pensamos en pasar, pero lo dejamos. Nuestra ruta también nos traería sitios impresionantes.
Buscamos cerca de allí algún sitio donde parar y poder comer. Logramos aparcar cerca de una playa en N48.80801º O3.01738º
Es un parking al lado de una playa. Tiene una barrera que no permite que entren vehículos anchos. Sin problema con la altura. Creo que nuestra AC podría pasar, pero como hay sitio antes de la barrera, ni nos molestamos. Aparcamos allí y comemos, que ya es hora.
Por la tarde, nos dirigimos hacia Tréguier. Hay un circo. Vemos los animales, los niños se montan en el tiovivo que hay al lado, y nos vamos a ver el pueblo. Cogemos la moto y el monopatín y nos dirigimos hacia la catedral.
Impresionante.
¿Cómo este pueblo puede esconder aquella pedazo de catedral?
Además, la plaza donde está la catedral o el claustro, como lo llaman, está rodeada por casas típicas medievales. La típica arquitectura bretona que ya nos hemos acostumbrado a ver por todos lados, pero que no deja de sorprendernos.
Y es que estos pueblos, con estas calles, te hacen retrotraerte sin ningún esfuerzo a tiempos pasados, y te imaginas a los señores feudales en aquellas tierras. Desde luego, al ver este templo, te intentas imaginar su construcción. Lo cierto es que esta catedral fue comenzada a construir en 1339 para la gloria de San Yves, el santo correspondiente a Yves de Kermartin, que fue defensor de los pobres contra el poder de los ricos.
Entre 1450 y 1479 se construye un cláustro gótico alrededor de la catedral, albergando las tubas de varios defensores y religiosos de la ciudad episcopal, como el mismo San Yves de Kermartin (patrón de los abogados) y como Juan V, duque de Bretaña.
La historia de Tréguier es turbulenta, llena de guerras, de destrucciones y de construcciones de nuevo.
En el siglo XIX nació en la ciudad el escritor francés Ernest Renan. Hoy en día, su casa natal está convertida en un museo.
Esta ciudad le ha encantado a mi mujer. La verdad es que es bonita. Después de la visita de Tréguier nos dirigimos hacia Perros-Guirac.
Este pueblo tiene una calle llena de bares en el puerto, un parque con parking, y juegos infantiles. Los niños se divierten en ellos. Camas elásticas, trenes eléctricos, etc.
Aparcamos en el Boulevard de la Mer, N48.80661º O3.43930º
Justo al lado hay un pequeño estanque y hay unas barcas con formas de barcos a escala. Son eléctricos, y se pueden alquilar. Pero será para el día siguiente. Se nos ha hecho de noche en los juegos de los niños. Volvemos a la AC para las duchas y las cenas.
Mientras, yo me doy una vuelta por el puerto, bajando hasta el embarcadero, y hago unas fotos nocturnas. Hay un bar en un barco pirata que se llama La Perla Negra, como el del capitán Jack Sparrow, de Piratas del Caribe. Estaría bien tomarse allí una cerveza o un refresco, pero con niños pequeños los planes deben de ser diurnos. Aún así, si vais a este bar-barco, decidnos qué tal la experiencia en los comentarios.
Día 8: Perros-Guirac – Lannilis
Lo primero que hacemos por la mañana es desayunar y prepararnos para ir a montar en los barcos eléctricos. Son 4,5 € por persona. Es divertido. Cogemos dos barcos y navegamos un poco por el estanque. Es complicado seguir un itinerario marcado porque cuando te encuentras cosas como este estanque, y vas con niños pequeños, ¿cómo no vas a subir en los barcos?
Al terminar, nos dirigimos hacia Lannion.
Aparcamos al lado del río, en un parking de pago, pero con algunos sitios libres donde podemos dejar la autocaravana. La de la foto no es la nuestra, pero es que donde la dejamos no salía el río en la foto. 🙂
Dimos una vuelta por el pueblo, e intentamos comer en un restaurante que tenía buena pinta. Pero estaba lleno de gente y no había ni un solo sitio, así que, hicimos unas fotos en el paseo, y nos volvimos a la AC.
Decidimos costear para ver si encontramos algún sitio donde comer y ver el mar, aunque sea de lejos, porque siempre cogemos el mar con la marea baja. Hecho que llevó a preguntar a mi hijo mayor que por qué las playas no tienen agua.
Bueno, el caso es que dejamos pasar alguna playa, pero al final paramos de casualidad en un sitio donde no había problemas para aparcar. Estaba elevado sobre el mar, y para llegar a la playa había que ir por un camino entre arbustos de moras y pequeños árboles.
La playa estaba en marea baja, y la gente estaba mariscando. Sitios como este, hay por toda la costa bretona. Pero hasta ese momento no habíamos visto lo que se hacía por allí con la marea baja. La gente se llevaba cubos de almejas, navajas y demás productos del mar. Así que, como lo primero era comer, comimos en la autocaravana y al terminar, bajamos a la playa, a mariscar, pero sin las herramientas necesarias, sólo cogimos alguna almeja, que luego liberamos.
Eso sí, vimos de cerca los criaderos de ostras y nos metimos los pies en el agua.
Para ser justos, langostas, centollos y demás bichos más grandes que una navaja, no creo que fuera sencillos encontrarlos.
Por lo menos, nosotros sólo vimos gente cargada con cubos de almejas, y algunas personas que estaban especializadas en la búsqueda de navajas.
Al igual que con los barcos en miniatura de esa mañana, esta actividad les gustó mucho a los niños.
Todo lo que sea arena y agua, ya se sabe. Y como al final llegamos hasta la orilla, que con la marea baja estaba lejos, pues se pudieron meter los pies en el agua. No estaba un día para bañarse, y tampoco aquella playa con marea baja era para ello.
Pero lo pasamos bien, y eso es lo fundamental.
Cuando terminamos de jugar al mariscador, volvimos a la AC y seguimos camino.
Pasamos por Morlaix y por debajo de su viaducto, que fue construído en el siglo XIX para el paso del ferrocarril que va de París a Brest. Con este viaducto construído, de casi 300 metros de altura, se permitía salvar el valle donde se encuentra asentada Morlaix.
Seguimos costeando. Atravesamos pueblos pequeños, todos con su encanto especial. Yo me pararía en cada uno de ellos. Me encantan las Iglesias que tienen, sus torres, y como los pueblos centran su vida a su alrededor.
Llegamos a Meneham, un antiguo pueblo de campesinos-pescadores. Estamos en la Costa de las Leyendas (Côte des Légendes). Sólo con este nombre podéis haceros una idea de que los paisajes por los que pasamos, los rincones que visitamos, incluso en los que no paramos, están recubiernos por ese aura bretona de misterio y de cultura. Son parajes excepcionales. Meneham está restaurada, pero ver sus casas entre las rocas a escasos 100 metros del mar, ofrece una idea de la vida antaño.
Anochecerá en poco tiempo, y ya toca buscar un lugar donde pernoctar. Hay un área cerca, de una plaza, pero también hay un parking con muchos sitios delante de esa plaza. No nos podemos quedar porque esos días hay un acuario ambulante que se está montando en ese parking. Pero os dejo la foto de la pedazo de casa que llevaba esa gente.
Y esto es solo su casa. Llevaban otros camiones con el espectáculo que iban a montar.
Seguimos buscando un sitio y al final nos quedamos en medio de Lannilis, en la plaza principal. Estábamos buscando un área que no logramos dar con ella. Lo único es que habría que despertarse pronto para no molestar con la AC a la gente del pueblo, porque estábamos rodeados de comercios y parkings de coches de pago.
No pasa nada. Dormimos allí bastante tranquilos, y al salir el sol, nos movimos a desayunar a la dirección que os doy aquí, donde también podríamos haber pasado la noche, en la playa de St. Pabu: N48.57483º O4.62595º
Este sitio es un área donde hay un monumento tipo búnker, con una placa que os doy traducida:
Tetraedro de hormigón armado de la Segunda Guerra Mundial (39-45).
Estas estructuras se usaban en la guerra, y se esparcían por la playa para evitar los desembarcos de tropas a tierra. Estas estructuras quedaban sumergidas en el agua con la marea alta, y sus ángulos destrozaban a los barcos que se acercaban. Además se podían conectar con cables que sujetaban minas. No era raro escuchar explosiones durante las tormentas. Cuando se desmantelaron estas estructuras se reciclaron como los puntos de entrada a los campos.
Día 9: Lannilis – Plougonvelín
El día amanece nublado. Con el cielo cubierto, comenzamos a costear. Cogemos la que llaman la Ruta Turística de Landunvez. En el camino vemos alguna playa donde podríamos parar a bañarnos, porque la idea es hacer eso. Aunque está nublado, el tiempo dice que terminará saliendo el sol.
En nuestra búsqueda de una playa que esté cerca de la carretera para poder dejar la AC sin que haya que caminar una eternidad, nos encontramos con unos caballos al lado de una cerca, y decidimos bajar para que los niños les den unas zanahorias.
La verdad es que se comieron nuestras zanahorias y nuestras manzanas. Debe de ser que está mejor eso que la hierba o el pasto que les dan todos los días. 🙂
Después de dar de comer a los caballos continuamos viaje buscando un playa donde poder bajar. Encontramos una que nos gustó, y nos quedamos. Mi mujer y los niños se terminaron metiendo en el agua. Estaba fría, pero como al final salió el sol, se estaba a gusto.
Se nos hizo tarde en la playa, así que ese día comimos frugalmente y tarde.
Como teníamos que rellenar el GLP (gas), en francés GPL, buscamos en Internet una gasolinera que tuviera este servicio, y que estuviera en ruta hacia Plougonvelín, nuestro destino de hoy. Hacía 4 años que habíamos estado allí en un complejo turístico de Nemea, y teníamos ganas de volver en nuestra autocaravana.
Con el GLP cargado, y ya en Plougonvelín, decidimos cenar en un restaurante de la playa. Mi mujer quería mejillones, y ya estamos bajando, después de llegar a la punta occidental de Francia, así que hay que aprovechar el momento.
El pequeño no come casi nada, así que le tocó cenar luego en la AC. Nos quedamos a dormir en el parking del pueblo.
Es curioso ver cómo en los sitios que conoces no tienes problemas en pernoctar en lugares que en otros pueblos no haces, aunque parezcan incluso mejores.
Bueno, la verdad es que el parking es tranquilo. Es sábado por la noche, 12 de agosto, y hay un poco más de movimiento de coches y de gente. Pero no mucho.
Día 10: Plougonvelín -. Le Faou
Hoy tenemos todo el día para estar en Plougonvelín. Queremos ir a la misma playa donde estuvimos hace unos años. Amanece con sol, y luego se quita, apareciendo nubes. En la TV ponen un programa en francés sobre El Rocío. Es curioso ver a los andaluces doblados por franceses.
Por la mañana los niños se montan en los coches del tiovivo de coches que hay en la playa, y luego vemos el mercadillo que han puesto en el mismo sitio en que cenábamos anoche.
Nos vamos a comer a LocMaría Plouzané, buscando nuestra playa. Por la tarde nos bañamos. Aparcamos la AC en un parking habilitado a unos 500 metros de la playa. Es una finca de tierra y con verde en el suelo.
La playa donde estamos es muy buena. Tenemos una cierta sensación reconfortante al ver que después de unos años, todo sigue igual.
Después del baño, decidimos adelantar camino en lugar de quedarnos por la zona.
Pasamos por Brest, y por su impresionante castillo. Lo visitaremos en otra ocasión. Aunque ya es la segunda que pasamos por Brest y no hacemos esta visita. Pero os dejo un vídeo del puente y del castillo, hecho desde la autocaravana.
Salimos de Brest, y seguimos viaje. Vamos a dormir a Le Faou. Las coordenadas son: N48.29685 O4.18143
Día 11: Le Faou – Carnac – Josselin
Amanece nublado, pero con mucha claridad. Damos un pequeño paseo por el pueblo. Le Faou es un pueblo con un interesante patrimonio arquitectónico y con un entorno natural que incluye un amplio río. Le Faou está dentro de los pueblos más bonitos de Francia. Además tiene un área de autocaravanas buena. Nosotros dormimos en el parking, porque somos autosuficientes. Vamos cargados de agua y llevamos un conversor de 2000W, con lo que podemos enchufar sin problemas secador, batidora, etc., aunque para seros sincero, con uno de 1000W hubiera bastado.
En el vídeo que os dejo a continuación, que grabamos desde la autocaravana, os podéis hacer una idea de lo que es este pueblo. Al final del vídeo se ve cómo entramos en un amplio parking. Allí fue donde pernoctamos esa noche.
Una vez hemos visitado este pueblo, continuamos camino y salimos hacia Carnac. Queremos enseñar a los niños los monumentos megalíticos de esa zona. Nosotros ya los vimos en otra ocasión.
Como siempre, con niños puedes hacer las mismas excursiones, pero planteadas de forma diferente. En lugar de meternos a hacer fotos andando por los megalitos, cogemos el tren turístico, que te lleva por el pueblo de Carnac y por La Trinité sur Mer (La Trinidad del Mar), para terminar la ruta por la zona de los monumentos prehistóricos.
El tren tiene dos paradas. Bajamos en la segunda, y nos tomamos unos helados en La Trinité sur Mer. Volvemos a coger otro tren, vemos los monumentos, y luego, como nos hemos fijado por donde iba el tren, hicimos otro recorrido con nuestra autocaravana. Como vamos más altos que el tren, es otro punto de vista.
Paramos en un arcén para hacer unas fotos desde una torre a la que se podía subir para observar desde más alto los alineamientos de las piedras de Carnac, y seguimos rodando.
Seguimos ruta pasando por Auray. La parte antigua de este pueblo tiene un puerto medieval muy turístico, el puerto de Saint-Goustan, y un puente de piedra que cruza el río.
Continuamos camino. En nuestra ruta nos desviamos un poco para ir a visitar las casas con tejado de paja que hay en Cahire.
Y ya, directos hasta Josselin. Aparcamos en un parking en N47.95342º O2.54330º con otras dos AC’s que se quedaron allí.
Es un parque donde hay juegos infantiles. Perfecto para descansar y que los niños jueguen.
Luego nos vamos a dar una vuelta por el pueblo. El paseo por el río con el castillo en una de las márgenes, impresionante. ¡ Menudo castillo !
Vimos que había unos barcos eléctricos para alquilar, así que nos lo apuntamos para el día siguiente, porque ahora estaba cerrado.
Se nos hace de noche en el paseo, y vamos al lado de la Catedral donde hay un par de bares llenos de gente, y compramos unas pizzas para llevar.
Día 12: Josselin – Saint Nazaire
Amanece un perfecto día soleado. Desayunamos y nos dirigimos al río, que es parte del canal de Brest a Nantes. Tiene exclusas y todo.
Alquilamos el barco eléctrico. Nos ponen unos chalecos salvavidas, y contratamos media hora de barco.
Luego nos dirigimos a ver el castillo, pero sólo había visitas guiadas, y ya tenemos la experiencia de que aunque son muy interesantes, los niños son todavía demasiado pequeños para aguantar una visita guiada. A ellos lo que les gusta es correr por los pasadizos, pasillos y salas de los castillos, y eso no se puede hacer en una guiada, así que, sintiéndolo mucho, dejamos lo del castillo para otra ocasión, y volvemos a nuestra casa rodante para seguir rumbo, esta vez hacia Rochefort en Terre.
Os tengo que decir, que Rochefort en Terre es bonito, pero no tanto como lo ponen en las guías, o en Internet. Al menos es nuestra opinión. Bueno, vamos a ver, el pueblo es bonito. Las casas de piedra, las calles, las flores. Es todo muy pintoresco. El principal problema es que acostumbrados a llevar un viaje viendo sitios increíbles y sin aglomeraciones, Rochefort en Terre estaba llenísimo de gente. Y eso, desde mi punto de vista al menos, es algo que le quita encanto al pueblo. En la foto se ve gente, pero os aseguro que había como 5 veces más de la que hay en la imagen.
Aparcamos en un parking, bueno, el parking, porque no hay otro, y vamos a visitar el pueblo. Vemos el castillo con los juegos medievales, de madera, que hay preparados para los niños. Al castillo interior no se puede pasar. Sólo a la zona del espectáculo de aves, en su horario, no líbremente. Aunque este sitio es divertido para los niños, está super poblado, es decir, que para mi gusto hay exceso de personas.
Pero también aquí, hay exceso de personas. Y realmente no me pareció tanto como para atraer a toda esa gente. Por eso, tengo que decir que si volviera a hacer este viaje, gastaría este tiempo y estos kilómetros en otra cosa, en otro sitio.
Pero únicamente por la aglomeración de gente que había allí.
Bueno, seguimos ruta hacia Guerande. Es una ciudad medieval. Desgraciadamente no la podemos ver más que por fuera, por falta de tiempo. Pero tengo la sensación de que me hubiera gustado más que Rochefort-en-Terre. Nos movemos a una playa cercana, pero hay tanto viento que es imposible estar en la arena. Hasta los propios niños le dicen a mi mujer que no quieren ir a la playa 🙂
Visto lo visto, iniciamos la búsqueda de pernocta, y terminamos en Saint Nazaire. Nos quedamos en un área de autocaravanas gratuita cerca del puerto, al lado de una de pago.
Bueno, realmente es un parking donde hay otras AC’s y alguna camper. Al lado está el teatro de la ciudad y el Carrefour Market.
Este pueblo es famoso por los astilleros, y por estar en la desembocadura del río Loira.
Día 13: Saint Nazaire – Moutiers-sur-le-Lay
Hoy es 16 de agosto. Ayer, antes de encontrar este área, vimos un submarino visitable: El Submarino ESPADON. Desayunamos rápido, y movemos la autocaravana al parking del submarino. Es un día soleado, y nos espera una de las excursiones más recordadas de todas. Claro, no todos los días se mete uno en un submarino, sobre todo viviendo en Madrid. 🙂
Las coordenadas del submarino son: N47.27576º O2.19894º
La visita estuvo bastante bien. Con audioguía en español. Fue una experiencia diferente. El mayor la disfrutó más, porque él tiene submarinos de juguete, y le gustan mucho.
Una vez terminada la visita, todavía es pronto. Nos montamos en la AC y partimos hacia la Île de Noirmoutier. La isla está unida al continente por medio de una carretera y un puente. Es curioso ver las señales de la carretera, que dicen que estás en la isla, o que estás en El Continente.
Paramos en una playa de La Guérinière. Pero la playa es de piedras y el agua está turbia. No nos gusta demasiado y después de jugar un rato por allí, nos montamos en la AC y nos vamos a otro sitio. Encontramos una playa buena en Notre-Dame-de-Monts. Nos quedamos en un parking en N46.82544º O2.14320º
Damos un paseo por la playa, pero al final ni nos bañamos ni nada. Hacía algo de viento, y los niños estaban felices jugando en la orilla, buscando cangrejos ermitaños, que había a montones.
Cenamos y salimos dirección O’lone sur Mer. Digo dirección, porque ya conocemos esa población, super turística, y no nos queríamos quedar por allí. Llegamos a La Roche sur Yon, y como no había sitio, nos vamos a un pequeño pueblo cercano, Moutiers-sur-le-Lay. Nos quedamos en N46.55391º O1.15473º
Día 14: Moutiers-sur-le-Lay – Carcans
Es 17 de agosto.Por la mañana salimos hacia el lago de Hostens. Paramos a comer en el puerto de Rochefort. Hay una zona para descargar agua cerca y la verdad es que lo necesitamos. Os doy las coordenadas: N45.94347º O0.95544
Vamos a la zona de la playa de Carcans (Carcans-Lac) y paramos en un parking que hay justo al finalizar la playa, después del cine. Estamos en el lago de Carcans, un pedazo de lago de agua dulce con algo de sal. Nos bañamos y pasamos allí el día.
Pero como allí no podemos pernoctar, vamos al parking de enfrente del ayuntamiento de Carcans. Es decir, que nos movemos de Carcans-Lac a Carcans.
Carcans está dividido en tres poblaciones: el pueblo (donde pernoctamos), el lago, y la playa.
Día 15: Carcans – Cap Ferret (cerca)
Amanece con lluvia, pero termina por salir el sol. Mientras llueve aprovechamos para ir a comprar.
Al terminar, comemos en un parking en la playa de Carcans, en el océano. Las coordenadas son: N45.08145º O1.18829º
Pasamos toda la tarde en la playa. Mi mujer y el mayor se bañan, mientras yo me quedo con el pequeño jugando en la arena. Al final, no me pude bañar porque se nos echó encima el tiempo, y había que preparar meriendas, duchas y demás.
Mientras los niños se duchan, me acerco a un bar y compro una pizza para merendar. Al final se convirtió en una especie de merienda-cena.
Al terminar salimos hacia Cap Ferret. Paramos a dormir en un parking enfrente de un camping, en el brazo de tierra que lleva a Cap Ferret, pero sin llegar allí.
Día 16: Cap Ferret – Parentis-en-born
Es sábado, 16 de agosto. Llegamos al punto donde se acaba la tierra en Cap Ferret. Desde allí se ve un vista excelente de la Duna de Pila (Dune de Pilat). Damos una vuelta y hacemos unas fotos.
Aparcamos en N44.62394º O1.24685º
A las 16:00 horas pasadas llegamos a Parentis-en-born, donde pasaremos dos semanas en un complejo residencia en el borde del lago.
Se acaba nuestra aventura bretona.
Ha sido un viaje excelente, repleto de sitios interesantes, castillos increíbles y paisajes maravillosos. Bretaña es una zona especial de Francia, tanto por su belleza paisajística como por sus gentes, con influencias de Gran Bretaña y de la cultura celta.
Si no fuera que hablan francés, cualquiera podría pensar que se encuentra entre los pueblos de Inglaterra.
Sin duda, un viaje espectacular que os recomendamos hacer.
Y además, como habéis podido ver, no hemos tenido especial problema en ir de área en área, o de parking en parking, en pleno mes de agosto. Salvo en algún sitio extremadamente turístico, hemos podido quedarnos allá donde hemos ido.
¡¡ Nos vemos en el siguiente post !!
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